1. Hacer ver para qué es útil un hecho no es explicar cómo ha nacido ni cómo es lo que es. Porque los fines a los cuales sirve suponen la existencia de las propiedades específicas que le caracterizan, pero no lo crean.<br />Para dar a un gobierno la autoridad que le es necesaria, no basta con sentir su necesidad; hay que dirigirse a las únicas fuentes de donde se deriva toda autoridad, es decir, constituir tradiciones, un espíritu común, etc.; para esto hay que remontarse todavía más alto en la cadena de las causas y los efectos, hasta que se encuentre un punto en el que la acción del hombre pueda insertarse eficazmente<br />La ceremonia nupcial, puramente simbólica al parecer, del rapto de la novia se encuentra en todas las partes en que existe cierto tipo familiar, ligado a toda una organización política.<br />Por tanto, cuando se va a explicar un fenómeno social, es preciso investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y la función que viene a llenar. Nos servimos de la palabra función con preferencia a la de fin precisamente porque los fenómenos sociales no existen generalmente con miras a los resultados útiles que ellos producen<br />Antes que la sociedad, no podían existir más que individuos. Por lo tanto, es del individuo de donde emanan las ideas y necesidades que han determinado la formación de las sociedades y si es de él de donde viene todo, es necesariamente por él por lo que se debe explicar todo. Además, en la sociedad no hay nada más que conciencias particulares; es entonces en estas últimas donde se encuentra la fuente de toda evolución social.<br />Es verdad que nosotros no somos incapaces de coaccionarnos a nosotros mismos; podemos contener nuestras tendencias, nuestros hábitos, incluso nuestros instintos y detener su desarrollo por un acto inhibitorio. Pero los movimientos inhibitorios no se pueden confundir con los que constituyen la coacción social. El proceso de los primeros es centrífugo; el de los últimos, centrípeto. Unos se elaboran en la conciencia individual y tienden en seguida a exteriorizarse; los otros son al principio exteriores al individuo, al que tienden en seguida a formar, desde fuera, a su imagen. La inhibición es, si se quiere, el medio por el cual produce sus efectos psíquicos la coacción social; ella no es esta coacción.<br />la sociedad no es una simple suma de individuos, sino que el sistema formado por su asociación representa una realidad específica que tiene sus caracteres propios.<br />El grupo piensa, siente, obra de un modo completamente distinto que sus miembros, si éstos estuvieran aislados. Entonces si se parte de estos últimos, no se podrá comprender nada de lo que pasa en el grupo.<br />La causa determinante de un hecho social debe buscarse entre los hechos sociales antecedentes y no entre los estados de la conciencia individual<br />La función de un hecho social debe buscarse siempre en la relación que tiene con algún fin social.<br />El primer origen de todo proceso social de alguna importancia debe buscarse en la constitución del medio social interno.<br />El hombre está inclinado naturalmente a la vida política, doméstica, religiosa, a los intercambios, etcétera, y es de estas inclinaciones naturales de donde se deriva la organización social<br />En principio, no hay más que dejar desarrollarse en libertad a las fuerzas sociales para que se organicen socialmente.<br />si en contra de estos filósofos, decimos que la vida social es natural, no es que encontremos su fuente en la naturaleza del individuo; es que ella se deriva directamente del ser colectivo, el cual es por sí mismo una naturaleza sui generis; es que ella resulta de esta elaboración especial a la que son sometidas las conciencias particulares por el hecho de su asociación y de donde se desprende una nueva forma de existencia<br />